Consiste en remontarse por intención hasta las esencias que posibilitan las captaciones ordinarias. Por ejemplo si hablamos de una fenomenología del amor, no consistiría en describir experiencias concretas y realistas del amor, sino las vivencias necesarias para experimentar el amor como un valor.
El término central utilizado dentro de la fenomenología es Epojé, que intenta centrar la atención en un objeto determinado dejando de lado intencionalmente algún dato que generalmente perturbaría la atención y el rigor deseado. En la actualidad notamos que desde niños disponemos de una enorme cantidad de información (la mayoria de poca calidad) que incita al consumo indiscriminado, se hace cada vez más necesaria una enseñanza que integre de forma crítica dicha información, que aliente a pensar por uno mismo y que restaure los valores.
En cuanto a la relación ente la fenomenología experimental y la educación:
La fenomenología entiende la educación como una dimensión de la vida cuya duración es prolongada y sus efectos duraderos. Podemos hacer de ella una praxis cuya meta sea la transformación de la existencia y no sólo el cambio educativo. La fenomenología se opone a la concepción de la filosofía como algo ajeno a la vida: somos conciencias intencionalmente dirigidas al mundo, seres-en-el-mundo que nos sabemos tales. No desvincula los medios de los fines ni la teoría de la práctica, porque considera que acción y reflexión se necesitan; entiende la razón de una manera unitaria enraizada en el mundo de la vida.
Creo que la habilidad descriptiva de la fenomenología es un factor imprescindible tanto para la vida diaria como para reflexionar sobre el fenómeno educativo. El rigor de la fenomenología, sus aplicaciones y su tematización del mundo de la vida son razones suficientes para tenerla presente en cualquier programa dirigido a conocer o transformar la realidad humana, incluida obviamente la realidad educativa.
La fenomenología describe las vivencias y de la vida cotidiana, el significado del ser humano, y en general de lo que somos. Si lo que queremos es enseñar a ser, tenemos que enseñar a pensar pero críticamente y con argumentos; no mea reproducción de lo que hay, o una simple justificación de las condiciones, sino que ha de descubrir las insuficiencias de las mismas y superarlas.
No basta con enseñar a los alumnos retórica o reglas de razonamiento, sino enseñarles a pensar, mostrarles las verdades universales y necesarias, reglas y valores que pueden ser razonablemente probados pero que los llevaran a comprender su realidad y adquirir aprendizajes significativos.